Egipto… ¿Quién no pensó alguna vez que aquel era un sitio mítico inventado por los que escriben la Historia? A finales del 2016 volamos hacia el país que brotó a los húmedos pies del Nilo, y convertí el mito en realidad a golpe de lápiz y bolígrafo, como aquellos escribas mágicos y artistas de tradición inamovible que durante más de 3.000 años hicieron sudar tinta y granito a pinceles y cinceles…

01. EGIPTO. Diciembre 2016-Enero 2017. Portada

En el horizonte surgía la tierra que pisotearon las siete plagas, que se alzó y cayó bajo la tutela de los faraones, que fascinó a Alejandro Magno, Julio César, Saladino y Napoleón… El lugar del mundo donde Amón decidió plantar las pirámides, y que vio envejecer el mundo… Ante mi cuaderno en blanco posaba esa nación legendaria que hipnotizó mi infancia, embalsamó mis sueños para siempre, y que me hizo entender, siendo apenas un niño, que todo muere y nada puede morir…

02. EGIPTO. El Itinerario

Divinidades de arena, colosos de piedra, mitos de fuego y un niño de oro… ¡Aquí nos esperaban, a solo cinco horas de vuelo, más de treinta dinastías que ni los jeroglíficos han conseguido hacernos olvidar! El viejo Egipto y el moderno se mezclan en calles infestadas de automóviles y chilabas, donde abunda el té y las cachimbas, las complejas alfombras y los gatos y perros callejeros… Pero también en un cielo que luce tanto obeliscos como cúpulas y minaretes de mezquitas islámicas o cruces y campanarios de iglesias coptas. Y coronando más allá de las nubes esta magnífica cabeza desértica, el cráneo pelado de un imperio cientos de veces dominante y otros cientos sometido, se alzan los edificios más emblemáticos y vetustos de la tierra: las pirámides. Protege a las tres más grandes, las de Keops, Kefrén y Micerino, la incansable y pétrea dama de cuerpo de leona y rostro de faraón: la Gran Esfinge. Posiblemente la única mujer que, pese a haber envejecido (sin envejecer nunca), posee en secreto el amor de casi todos los humanos del planeta.

06. GIZEH. Pirámide de Kefrén07. GIZEH. Pirámide de Micerino

05. GIZEH. Pirámide de Keops

09. GIZEH. Visita a una tienda de papiros (¡Así los preparan!)

Aquí me sentí como uno de aquellos hombres de los siglos XVIII y el XIX… Como el arqueólogo Auguste Mariette, que redescubrió la necrópolis de Saqqara y fue el Primer Director del Servicio de Antigüedades, inaugurador del Museo Egipcio de El Cairo; como Jean-François Champollion, que descifró los jeroglíficos tiempo antes; como Ippolito Rosellini, que clasificó los hallazgos egipcios y dibujó y copió cuanto vio; como Giovanni Battista Belzoni, que halló la entrada a varias pirámides, tumbas y templos; ¡como Howard Carter, que descubrió la tumba de Tutankhamón! Pero de todos ellos, con el que más identificado me sentí fue con el artista David Roberts, el escocés que tantas veces dibujó y retrató Egipto en sus acuarelas y grabados del siglo XIX…

08. GIZEH. La Esfinge16. EL CAIRO. Le Méridien Pyramids Hotel (¡Fin de Año bailando música árabe!)

18. ALEJANDRÍA. Catacumbas de Kom el Shogafa (¡Anubis saluda a la Gorgona!)26. ALEJANDRÍA. El Faro, 7ª Maravilla del Mundo Antiguo

Entre papiros tintados, labrados muros y erosionados gigantes, vimos fallecer el 2016 y, a ritmo de música árabe, dimos la bienvenida al recién nacido 2017. El primer día del nuevo año contemplamos la sombra humeante de una Alejandría dorada: allá donde el gran Faro guió a marinos y barcos mercantes, toma un áspero sol el fuerte de Qatbay, construido con sus andrajos de piedra; la antigua Biblioteca Alejandrina, que dio hospedaje a 900.000 manuscritos, se perdió en el tiempo y solo su eco moderno parece haberla encontrado; la Columna de Pompeyo ni siquiera es ya de Pompeyo, puesto que los historiadores se la han regalado a Diocleciano; Alejandro Magno, Ptolomeo ICleopatra solo son ya misterios oxidados por las centurias…

21. ALEJANDRÍA. Serapeum (Un gato toma el sol)

36. EL CAIRO. Museo Egipcio (Máscara fúnebre de Tutankhamón)37. EL CAIRO. Museo Egipcio (Sala de las momias de los faranones)

Y la muerte… ¡Tan presente y glorificada! Aquella civilización vivía bajo su yugo y majestad, y la resurrección exigía la conservación de todos los bienes. La perpetuidad del cuerpo (y sus manifestaciones más idealizadas) era motivo de gran preocupación. La momificación era un proceso extremadamente cuidadoso: se extraía el cerebro por la nariz y las vísceras se guardaban en los cuatro vasos canopes: Amset (hígado), Hapy (pulmones), Kebeshenuef (intestinos) y Duamutef (estómago). Seguidamente se rellenaba con mirra el vientre del fallecido y se sumergía el cuerpo en natrón (o en sal) unos 70 días. Se envolvía con vendas y se metía en un sarcófago, que en ocasiones se introducía en otros dos más… Para los antiguos egipcios el ser humano estaba compuesto de varios elementos: IB, KA, BA, AJ, REN y SHEUT. Estos eran más bien espirituales, ya que el cuerpo físico era conocido como JAT. Los cadáveres no estaban del todo muertos, sino más bien a la espera del BA, que debía regresar a la persona para comenzar su andadura por la Vida Eterna. Antes, el muerto debía estar preparado para comer y beber, para lo cual se llevaban a cabo importantes ritos funerarios, de los cuales el más conocido era el de la “Apertura de la boca” (UEP-RÁ). Con diversos utensilios, se tocaban mágicamente los orificios de la momia, algo que devolvía todos los sentidos al difunto.

39. El Juicio de OSIRIS (El Libro de los Muertos)

62. El Mito de OSIRIS (Horus contra Seth)

61. EDFÚ. Templo de Horus (La estatua de granito negro del Dios-Halcón)45. LUXOR. Templo de Karnak (Gran Sala Hipóstila)56. DEIR EL-BAHARI. Templo de Hatshepsut (Capiteles del Templete de Hathor)

Pero donde había Muerte también había Vida, algo que demuestra el titánico panteón divino, donde hasta la cúpula del cielo, las aguas o la escritura poseían corazón latente. Cada “algo” podía ser un dios en el Antiguo Egipto, y como tales, se les levantaban templos inmensos, edificaciones asombrosas con granito por huesos y fe por carne, y en cuyas pieles porosas y amarillentas se tatuaban los más impresionantes relieves y figuras. Para ellos, toda creación era compatible entre sí, y a través de animales, objetos y hasta efectos climáticos, los dioses podían manifestarse… Y así, Anubis, con cabeza de chacal, era el dios de la muerte y el patrón de los embalsamadores; Horus, con testa de halcón, era divinidad de los cielos y señor de la civilización; Bastet, diosa de la felicidad y el hogar, tenía cabeza de gata; Thot, el dios escriba, patrón de la escritura y la sabiduría, lucía el rostro de un ibis; Sekhmet, de poderosa cabeza de leona, era diosa de la fuerza y el poder; Khnum, uno de los dioses creadores, tenía cara y cuernos de carnero; Sobek, de cuyo sudor nació el río Nilo, tenía cabeza de cocodrilo; e incluso Khepri, que representaba la resurrección y la suerte ¡a veces tenía un escarabajo por cara!… Y los elementos y cuerpos celestes, como no, eran también rostro y emblema de otras divinidades: Ra era el dios sol (trono usurpado por Atón durante algún tiempo); y de Tefnut, diosa de la humedad, y Shu, dios del aire, nacieron Nut, la bóveda celeste, y Geb, la tierra… Que a su vez engendraron a Osiris, Isis, Seth y Neftis.

66. Algunos de los DIOSES del Antiguo Egipto y sus características59. Faraones del ANTIGUO EGIPTO III. Imperio Nuevo

Para hacerlo todo más místico y sobrenatural, entre los dioses, hermanos y hermanas eran casi siempre maridos y esposas… Algo de lo que los faraones trataron de hacer copia, no siempre con buenos resultados… Pero la consanguineidad era divina, y el faraón tenía el poder de no ponerse en duda. Los hubo grandes y los hubo pequeños, longevos y otros de vida muy breve, pero todos estos reyes fueron los seres más poderosos de la Tierra. Eran considerados seres divinos, aunque era tras la muerte (cómo no) cuando se fusionaban con Osiris y adquirían la inmortalidad. Se les creía hijos del dios Ra, y eran venerados por todo lo alto… Uno de los símbolos del faraón era su corona: la blanca representaba al Sur (Alto Egipto) y la roja al Norte (Bajo Egipto). Aunque podían usar una u otra, portar la corona doble significaba unión de todo Egipto. Y tras Narmer, el primero de los faraones, la lista es tan larga que ni el río Nilo, usado como una cinta métrica, podría medir su longitud… Del Imperio Antiguo, fundado aproximadamente en el 3.100 a. C. (¡hace más de 5.000 años!), destacaron Zoser, Snefru, Keops, Kefrén o Micerino… Y cómo no, sus pirámides; del Imperio Medio, sobresalieron Mentuhotep II o Sesostris III; y del Imperio Nuevo… ¿qué decir? Dio a luz a Amosis I, que expulsó a los hicsos y gritó al viento que Egipto era impenetrable; a Hatshepsut, la reina-rey, que embelleció la nación y su cultura, aunque para ello usara barba postiza y tuviese que vestir como hombre; a Tutmosis III, que con sus ojos vio el imperio más extenso que nunca; al ilusionado e iluso Akhenatón, que revolucionó arte y política y se convirtió en el primer reformador religioso de la humanidad; o a Tutankhamón, cuya importancia ínfima es hoy inmensa debido a que su tumba fue la única hallada intacta… Y por encima de todos, el Gran Constructor, el faraón que persiguió a Moisés, que tuvo innumerables esposas y más de 150 hijos, que marchó a una guerra y volvió con el primer tratado de paz firmado de la historia: Ramsés II, aquel que levantó tantos templos y se erigió tantos colosos a su imagen y semejanza, que el mundo jamás podrá olvidarle… Y el que lo dude, que vaya a Abu Simbel y le diga que no es así cara a cara (y allí tiene muchas)…

76. ABU SIMBEL. Gran Templo de Ramsés II (Mientras en España hoy admiran a los Reyes Magos)80. ABU SIMBEL. ¡Salvando los templos!

74. ABU SIMBEL. Gran Templo de Ramsés II (Espectáculo de luz y sonido)

Actualmente, el país vive en el miedo, y el miedo en el turista. El rojo de la sangre vuelve a escribir su crónica perenne. Desde el golpe de estado del 2013, en el que fue derrocado el presidente islamista Mohamed Morsi, el país sufre ataques radicales que se han cobrado cientos de víctimas… Pero que esa violencia no engañe a la Verdad:

Ir a Egipto es una necesidad que muchos aún no saben que tienen, y que está en los cromosomas de nuestra especie.

Ver Egipto es entrar a una galería cuyas obras forman un tercio de todos los monumentos que hay en el mundo.

Vivir Egipto es sentirse milenario y eterno como un orgulloso obelisco, como un dios trasnochador.

Dibujar y escribir sobre Egipto es, sencillamente, un placer.

Pablo Morales de los Ríos

15 de Febrero de 2017

 

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92. Hasta luego EGIPTO (Pablosis I y Nefermati III). Contraportada