Hay géneros artísticos que parecen estar destinados únicamente al entretenimiento, y parece ser insostenible que puedan tener mayor relevancia. Dentro de este ámbito, la caricatura sobresale por su fácil lectura y su inmediatez, para lo que nadie niega que hay que tener un talento peculiar. Sin embargo, esto parece no ennoblecer la técnica, sino convertirla en objeto de comicidad rápida y fugaz olvido. La caricatura se asocia con el consumo infantil, el turismo, los parques temáticos y los souvenirs, y en el mejor de los casos, con las páginas de chistes gráficos de un periódico: una imagen que cambia rápidamente su capacidad de información y comicidad por el olvido instantáneo, ilustraciones bobas de usar y tirar. La caricatura rara vez ocupa galerías de arte o museos, y cuando lo hace, es casi una rareza excéntrica. Nadie se toma este gran género del humor en serio.
Caricatura puede significar burla gráfica fácil, para todos, sin complicaciones. Pero lo cierto es que, en manos de verdaderos maestros, puede trascender, convertirse en un híbrido genial entre arte y periodismo, llegar incluso a enseñar por la vía más directa lo que una pintura, una fotografía o una obra audiovisual no consigue hacer sin ciertas nociones aprendidas. Más allá de la deformación y exageración sistemática de los rasgos de una persona, la que considero la parte efectista y más hipnótica pero la menos importante, una buena caricatura puede mostrar con divertida imaginación el mundo interior del retratado, subrayar su condición y circunstancias personales, e incluso dar buena cuenta de ciertos acontecimientos históricos ligados a éste. El género está encadenado a la política y la sociedad, hasta el punto de que nada importante ocurre ya en el planeta sin que alguna caricatura surja de esta colisión: muchos recuerdan como las teorías evolutivas de Darwin le jugaron en su tiempo una mala pasada, convirtiéndole a él mismo en un mono; o como Hitler, prototipo de dictador con aires de grandeza, acabó convirtiéndose en un dibujo animado odiado por el Pato Donald bajo la batuta de un Walt Disney para adultos. Lo mismo hizo Chaplin en El Gran Dictador sin necesidad de dibujar un solo trazo, lo que demuestra que la caricatura pertenece al árbol genealógico de la parodia, como también dejó claro Cervantes, quién no necesitó ilustrar su Don Quijote para exagerar el alma de sus protagonistas y mofarse del mundo a través de estos.
La caricatura, como se ve, es bufonada, pero también puede ser astuta e intelectual, el espejo deformante del que hablaba Valle-Inclán y en el que ningún ser humano está libre de reflejarse. Grandes artistas de todos los tiempos empaparon sus pinceles en esta técnica fantástica, que exije los mejores ojos de los mejores maestros: Leonardo da Vinci, promotor y pionero de esta ciencia-arte, seguía a sus víctimas a escondidas y durante horas, con tal de captar labios desproporcionados y narices gigantescas; Miguel Ángel no dudó siquiera en esconder falos colosales y connotaciones sexuales en algunos de sus grotescos perfiles; El Bosco, cuya obra es tan rica en sátira e ingenio, es la culminación de la caricatura social, a menudo encriptada por una simbología caleidoscópica; Goya está condicionado por la exageración gestual y física hasta el punto de que sus pinturas negras representan lo más oscuro del género; Monet, el impulsor del impresionismo, tan distante a estos trabajos, comenzó su carrera como genial caricaturista; Toulousse-Lautrec crea escuela a expensas de ello; Munch cruza con el expresionismo el puente caricaturesco entre lo exagerado y lo visceral; incluso el cubismo de Picasso y el surrealismo de Dalí tienen cierta deuda con la caricatura. Independientemente de los devaneos de estos célebres artistas con la técnica, otros lograron otorgarle una calidad monumental, centrando en ella parte de sus carreras: es el caso de los británicos William Hogarth, James Gillray o John Tenniel, o de los franceses Honoré Daumier, Gustave Doré y Grandville, verdaderos impulsores y principal influencia de la caricatura politico-social en el siglo XX.
Independientemente de tener a sus espaldas una historia plagada de triunfos y hallazgos estilísticos, y de que ésta esté firmada por tantísimos autores de genio, las caricaturas siguen siendo menospreciadas en el sector artístico, puesto que parecen carecer del poder necesario por sí mismas para llegar más lejos y servir para algo más que hacer gracia. Creo que a través de la caricatura lo pesado se hace digerible, y que enseñar a través del humor, de forma divertida pero perspicaz, es la perfecta manera de hacerlo.
Uno de mis muchos proyectos, y hasta la fecha el más duradero en el tiempo, es la creación de una enciclopedia de Caricaturas de Grandes Creadores a través de la Historia, concepto para el que he dibujado de manera intermitente pero siempre sin pausa, a cientos de personalidades de todas las culturas y todas las épocas. Son el trabajo de más de doce años de dibujo y ardua documentación, y que a día de hoy aún no se ha publicado. ¿Por qué? Porque se trata, a fin de cuentas, de caricaturas, y todo el mundo sabe que la caricatura no es cosa seria. Poco importa que el total sume ya más de 700, y que ese número siga aumentando. O que sea una obra enciclopédica, pensada para ser dividida en diferentes volúmenes según los diferentes medios de expresión: músicos, cineastas, fotógrafos, escritores y filósofos, pintores, arquitectos, escultores, historietistas… Cada volumen contendría a creadores célebres y otros más desconocidos para el gran público, y con intención de servir didácticamente además de entretener, irían acompañados de una biografía breve, un listado de sus obras más importantes, y una cita del personaje en cuestión. Actualmente, está casi preparado para su publicación el primer volumen, dedicado a los compositores clásicos de la civilización occidental, y que abarca Música Antigua, Renacimiento, Barroco, Clasicismo, Romanticismo y Nacionalismos, las Vanguardias del siglo XX e incluso a los compositores de bandas sonoras más influyentes. De conseguir publicar este primer volumen, seguiría trabajando en el de músicos contemporáneos y las grandes bandas (Blues, Jazz, Rock, Pop, Reggae, Metal, Electrónica…), con la clara intención de ver todos los volúmenes publicados algún día.
Sin embargo, la caricatura está pisoteada por la consideración de los editores, que se suman a la lista de aquellos que menosprecian su verdadera función, su poder didáctico y su dinámica forma de enseñar una realidad alternativa. Abogo por unas caricaturas cargadas de simbolismo, inteligentes y trabajadas, muy lejos de quedarse solo en mero entretenimiento. Porque el humor es una vía fácil para enseñar, y lo que es divertido se aprende sin esfuerzo. Esfuerzo y obligación son poco didácticos, un espíritu contrario al del arte de la caricatura, que tiene una virtud que sobrevuela al resto de las diferentes formas de expresión artística: puede ser intelectual sin caer en lo pedante; ser universal sin caer en lo mundano; ser cómica sin caer en lo idiotizante; ser satírica sin caer en lo malicioso; y ser seria, sí, sin dejar de hacer reír.
Aunque, como siempre, hay quien confunde las cosas y arregla sus estropicios mentales volando las mentes de otros. La guerra entre libertad de expresión e intolerancia se libra ahora también en el frente del dibujante. ¿No es eso una gran caricatura de los miedos y fobias del ser humano? El humor, aunque importante, no debería ser tomado tan en serio.
Hola: Enhorabuena por tus trabajos, me encantaría tener esa enciclopedia maravillosa. ¿Como puedo conseguirla? Un saludo.
Anytta
donde lo puedo comprar
Hola Anytta.
Muchas gracias por tu comentario. Se trata de un proyecto en el que estoy actualmente trabajando y para el que aún busco financiación, una enciclopedia que aún no está publicada. Un saludo y gracias de nuevo por tu interés.
Pablo
Hola Lucio.
Sí, mucha gente pregunta por esta publicación. Se trata de un proyecto en el que estoy actualmente trabajando y para el que aún busco financiación, una enciclopedia que aún no está publicada. Un saludo y gracias de nuevo por tu interés.
Pablo
Hola, me encantaría tener esa enciclopedia. Avísame si es posible cuando se publique.
Saludos,
Rubén.